Todas las bodas son divertidas, pero esta fue super divertida. No hay nada mas que ver lo bien que se lo pasaron todos, empezando por los novios y terminando por los amigos.
Rafa y Ana disfrutaron a lo grande de ese día, aunque también hubieron lagrimillas, lo que predominó fueron las risas.
Todos colaboraron a que esa tarde fuera la gran tarde de la boda de esta preciosa pareja.
Os traemos un poquito de esta boda tan bonita que se celebró en Granada.
Marina y Miguel pueden decir que tuvieron su boda soñada, no sólo por lo bonita que fue, sino por todos los que los acompañaron que hicieron fuera sin duda, un día inolvidable.
Miguel nos recibió en casa de sus padres, estaba hecho un flan, aunque el dijera que no. Allí estuvo arropado por toda su familia, con los típicos nervios de ese día y también con las bromas que se suelen hacer en esos momentos. Ya sólo quedaba ver a Marina.
La novia nos esperaba en La Casa 1800, de Granada, allí estaba con todas sus damas de honor, y con todo el revuelo que conlleva un acontecimiento así. Por aquí y por allí había bolsas, tacones, flores, papeles……y un sin fin de carreras para llegar a tiempo a la ceremonia. El que ponía el punto tranquilizador era el padrino, que se veía envuelto entre todo ese lío.
Y todas y todos colaboraron a que aquel ratito fuera genial, y nosotros disfrutando de ese precioso lío.
En el Cortijo Alameda esperaba Miguel a Marina, al verse no pudieron resistir regalarse una gran sonrisa, nerviosa y llena de emoción a la vez.
Y así fue pasando la tarde, entre los Si quiero, y todo el fieston que hubo hasta que los cuerpos aguantaron.
Con más tranquilidad, nos fuimos de postboda. Teníamos muchas ganas, ya que este par de guapos, se dejan hacer y proponen cositas que al final quedan genial. Y después de toda una tarde por los campos de Granada, después de hacer un montón de amigas lanudas, después quedaron estas fotos que hoy queremos compartir con vosotros.